Como cada año, en las campanadas de fin de año, mi familia y yo solemos pensar que podemos mejorar cada año. Para mi, éste último año ha estado lleno de alegrías, detalles y sobre todo nuevos amigos y gente que nunca olvidaré. Pero siempre se puede mejorar y prometer cosas para un futuro. Yo éste año prometí mejorar una faceta que me encanta y que siempre me deja «buen sabor de boca». Estoy hablando de viajar. Este año he decidido viajar más, por poner un número dije 5 viajes (fuera de los viajes habituales a casa para ver a la familia). Y todo este rollo que os he contado es para dar comienzo al primer viaje que hice en febrero…

Vitoria

Destino: Vitoria-Gasteiz, Formigal

Miles de lugares, ciudades, países… si, cada uno elige un viaje por diversos motivos. Yo elegí Vitoria debido a que uno de mis mejores amigos vive allí y ya hacía años que no nos veíamos el pelo.

Para comenzar, podemos decir que Vitoria no es una ciudad que de primeras elegirías para visitar, pero según te vas adentrando te convencerás que has hecho lo correcto visitándola. Vitoria está hecha para pasear tranquilamente por sus calles; sin agobios, sin coches, sin prisa… Paseando puedes encontrar la Plaza de la Virgen Blanca, rodeada de edificios con fachadas que retratan la historia de la ciudad con un encanto asombroso. Casi sin quererlo podemos adentrarnos en la Plaza de España, la cual parece asediada de restaurantes y bares para poder descansar las piernas mientras observas los viejos muros de la historia, el ambiente enriquecedor y la cultura de tapeo existente en la ciudad. Continuando el paseo puedes encontrar la Catedral de Santa María, en lo alto de la colina del casco antiguo, la cual aporta su toque gótico a la ciudad y desprende tal belleza que inspiró a Kent Follet para escribir su relato de Los pilares de la Tierra. La propia estatua del autor preside la catedral de forma permanente y con autoridad. Para finalizar un poco la visita, merece la pena visitar los parques naturales que lindan con los límites de la ciudad. Uno de estos lugares es el Parque de Salburua o el Olarizu, en los cuales te sentirás vivo: aire puro, césped, vegetación, animales.

He de agradecer haber estado en Narbaiza, un pueblo con un encanto embriagador. Un pueblo grande de espíritu y muy pequeño en dimensiones; tierno y a la vez impactante. La iglesia junto al rio terminó de entusiasmarme, con esa postal con nieve a su alrededor tapando esa vieja fachada de roca. En esta visita me toco ver nieve, pero mucha mucha nieve. Nunca había visto una ciudad con tanta nieve por las calles. Vitoria se vestía de blanco para recibirme. Gracias a esto disfruté como un enano. 

Formigal

El viaje estuvo lleno de diversión, risas y sobre todo nieve. Nieve en la ciudad, rutas con el quad, muchos kilómetros en coche y unos grandes días de snow en las pistas de Formigal… un viaje de lo más completito.

Nunca había estado en Formigal. Puede ser una de las mejores experiencias que he tenido haciendo snow. Montones de kilómetros de pistas esquiables, un tiempo espectacular, poquísima gente (lo cual hacía que subir en un telesilla fuera la cosa más rápida del mundo…) todo estaba a nuestro favor y la verdad que no defraudó para nada. No podía pedirle más a este viaje. Tal vez que durase más,  pero por desgracia hay que volver a la rutina y a la vuelta a la realidad. Un relato un poco extraño… parece que falta algo.. aquí están unas cuantas fotos!

 

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